Es como algo lejano que se está acercando cada vez más a nuestro entorno natural.
En los años 90 apenas una minoría miraba el camino de regreso al mundo rural. Treinta años después del último colapso del agro por la inmigración a las ciudades costeras. La vegetación estaba ocupando gran parte de los terrenos que, en los siglos XVIII y al principio del XX, se habían estado utilizando para el desarrollo agrario y ahora la fauna y la flora recuperaba para sí estos espacios pero también los silencios, las brisas sobre los bosques, el cantar de las aves al amanecer o la llamada del celo de los corzos al ocaso del día entre los bosquetes y valles de nuestra comarca.
Recuerdo los primeros años reconstruyendo el edificio y entonces era una excepción oír algún coche a lo lejos y no como ahora que a diario pasan camiones y los fines de semana cientos de motos corretean sus rallies particulares en unas carreteras que distan cinco kilómetros en línea recta la más cercana, pero perfectamente audible. Desde hace una década parece que el ejército también ha ampliado su campo de entrenamiento más allá de las tierras aragonesas y podemos oír y sufrir sus estruendosas acrobacias, a lo que se suman seteros leñadores ocasionales y ciclistas de lo cardiaco BTT chillando de vez en cuando entre la pinada…
¿Qué es el ruido para la humanidad?
Se suele llamar ruido a todo sonido desagradable o no deseado para quien lo escucha, aunque esto siempre dependerá de la sensibilidad de cada persona. Sin embargo, a partir de un cierto volumen todas las personas se sienten molestas. Actualmente, la contaminación acústica es una de las mayores preocupaciones en las áreas urbanas. De hecho, ha crecido desproporcionadamente en las últimas décadas y solo en España se calcula que al menos 9 millones de personas soportan niveles medios de 65 decibelios, el límite aceptado por la OMS. ¿Es posible que esto sea clave a la hora de entender nuestra falta de empatia con lo que ocurre en nuestras visitas al campo?
La diferencia entre sonido y ruido radica en la falta de armonía del segundo. El sonido obedece a un patrón distinguible mientras que el ruido es una anomalía sin patrones (Desarrollo del comentario)
Cómo no; en experimentos de laboratorio con animales se demostró que en un ambiente con ruido superior a 110 decibelios (claxon de automóvil a un metro, sirena de ambulancia a la misma distancia, discoteca, rave, concierto de rock, moto a escape libre, trueno…), los procesos cancerosos aparecen y se desarrollan con mayor rapidez
Los perros usados en la caza sufren en ocasiones una pérdida de audición irreversible, causada por la proximidad al ruido de los disparos. El oído de muchos animales es considerablemente más sensible que el humano, por lo que las explosiones de fuegos artificiales no solo les resultan más perturbadoras, sino que les pueden dañar más gravemente su capacidad auditiva. Los fuegos artificiales pueden emitir sonidos de hasta 190 decibelios (110 a 115 decibelios por encima del rango de 75 a 80 decibelios, donde comienza el daño para el oído humano). Por lo tanto, los petardos generan un nivel de ruido más alto que el de los disparos (140 decibelios), y que el de algunos aviones de reacción (100 decibelios). «Cómo daña la pirotecnia a los animales articulo»
La Organización Mundial de la Salud ha investigado las consecuencias de la intensidad y duración del sonido sobre el cuerpo humano y sobre el plano psicológico. Pincha aquí para consultar la «Guía para el ruido urbano» editada por la Organización Mundial de la Salud.
Para la fauna, el ruido antropogénico es omnipresente en la naturaleza y, además de generar estrés en las aves, amenaza la abundancia y riqueza de las especies. Aunque sigue siendo una incógnita de qué modo el ruido antropogénico reduce la biodiversidad y contribuye a una mayor mortalidad, la opinión generalizada es que al hacerlo se ocultan señales importantes como canciones y llamadas de alerta sobre depredadores. La pérdida de biodiversidad se puede producir muy rápido, incluso en unos cuatro días tras la aparición del ruido.
Aves
Diversos estudios han demostrado que varias especies de aves han comenzado a ajustar sus sonidos de reclamo para ser oídas por encima de los ruidos causados por las personas. El carbonero común macho (Parus major, cabeza negra y gran pecho amarillo) cambia la frecuencia de su canto para hacerlo más agudo. Las hembras prefieren frecuencias más bajas a la hora de seleccionar a un compañero, pero estas frecuencias son más difíciles de escuchar a causa del ruido urbano. Estos machos cantores son, efectivamente, menos atractivos, pero las hembras se aparean con ellos si no hay disponibles cantantes de voces bajas.
Ranas
El croar de las ranas es un ejemplo característico de comunicación acústica en el reino animal. Los machos, y en menor medida las hembras, emiten un variado repertorio de sonidos durante los rituales de cortejo y apareamiento. Pero en algunas especies esta comunicación se ve dificultada por el ruido ambiental. Un estudio de la Universidad de Melbourne (Australia) ha mostrado cómo la distancia a la que se oyen los machos de una especie se ha reducido de 800 a 14 metros en zonas con ruido de tráfico. En un intento por hacerse oír, los machos han empezado a croar con sonidos más agudos. Pero, como las hembras prefieren los machos que emiten sonidos graves, muchos de ellos se han visto rechazados.
Cetáceos
Los intensos sonidos submarinos pueden provocar problemas para las especies marinas, muchas de las cuales dependen de la audición como un sentido clave para el apareamiento, la caza y la comunicación. Ballenas, delfines o marsopas viven en un mundo definido por la información acústica: utilizan el sonido para comunicarse, navegar y supervisar su entorno, al crear una imagen del mundo que les rodea con claridad 3D. Por eso, los sonares para usos militares, así como los cañones de aire usados en la exploración de petróleo y minerales, pueden emitir ráfagas de sonido que viajan cientos de kilómetros. Estos ruidos no sólo pueden interferir su sistema sonar de navegación, sino también dañar su audición.
Plantas
Los ruidos de origen humano alteran el comportamiento de animales de un modo que tiene efectos sobre las plantas, según demostraron en el 2012 ecólogos de la Universidad de Colorado en Boulder y otras instituciones de EE.UU. Observaron cómo algunos ruidos atemorizan a las aves de la especie chara californiana (Aphelocoma californica), que favorecen la dispersión de las semillas de pinos de la especie Pinus edulis. Por el contrario, los mismos ruidos favorecen a roedores del género Peromyscus, que se alimentan de estas semillas. El ruido, por lo tanto, perjudica la reproducción de los pinos. La investigación estableció que la contaminación sonora puede tener efectos en cascada sobre un ecosistema.
Normativa Estatal:
Ley del Ruido (Ley 37/2003, de 17 de Noviembre, del ruido) B.O.E. 18/11/2003
RD 1513/2005, de 16 de diciembre, por el que se desarrolla la ley 37/2003, del Ruido, en lo referente a la evaluación y gestión del ruido ambiental.
Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas Y Peligrosas (RAMINP).aprobado por Decreto 2414/ 1961, de 30 de Noviembre.
Real Decreto 286/2006, de 10 de marzo, sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al ruido Sustituye al Real Decreto 1316/1989, de 27 de octubre, salvo para los sectores de la música y el ocio, en los que éste seguirá vigente hasta el 15 de febrero de 2008.
Articulos de interes
Un laboratorio para escuchar el planeta.»https://elpais.com/especiales/2021/sonidos-de-la-naturaleza/
«¿Cómo el ruido humano afecta al comportamiento animal?»
https://okdiario.com/naturaleza/como-ruido-humano-afecta-comportamiento-animal-6898817/amp
«Efectos nocivos del ruido en la Naturaleza | Noismart»
https://www.noismart.com/ruido-naturaleza/